Isaac-Asimov

En 1959 el bioquímico y uno de los mejores divulgadores científicos de todos los tiempos, Isaac Asimov, escribió un ensayo sobre creatividad que nunca vio la luz. Después de 55 años la MIT Technology Review rescató este inédito escrito sobre cómo aplicar creatividad a tu empresa. Curiosamente, la visión de Asimov sigue tan vigente entonces como ahora, y un grupo de pensadores están extrayendo conclusiones para aplicar en este 2014. ¿Significa esto que seguimos igual en este campo después de cincuenta años? No, posiblemente hayamos avanzado en lo que se refiere a estudios de mercado, análisis de viabilidad y herramientas financieras que nos permitan llevar a cabo un diagnóstico mucho más preciso del modelo de negocio; sin embargo, las motivaciones de la creatividad y el emprendimiento son las mismas: voluntad por cambiar. Asimov decía en su texto que “por cada buena idea hay muchas, muchísimas absurdas que nunca verán la luz”. Sigue ocurriendo exactamente lo mismo hoy en día.

Esta breve introducción del texto inédito de Asimov viene a colación por el interés desmedido que demuestran ahora los gobiernos de todo signo político para que el ciudadano emprenda. No es extraño el mes en que nos abordan con una gran campaña publicitaria para poner en valor las ventajas de llevar a cabo “ese proyecto que te rondaba la cabeza desde siempre” o “las increíbles ventajas de ser tu propio jefe”. La administración está interesada en aligerar la carga de empleos públicos y alentar a la población a que aporten a la economía, porque al fin y al cabo, es una forma de animar a la creación de mini empresas que sostendrán el sistema con la creación de puestos de trabajo y el pago de impuestos. Campañas incluso que promueven el traspaso por jubilación para que la maquinaria siga funcionando. Se han dado cuenta de que no podemos crecer económicamente si la creación de empleo recae exclusivamente en el Estado, las Autonomías y sus correspondientes empresas públicas.

El emprendimiento es una solución, pero siempre que sea una decisión tomada con la cabeza y no con el bolsillo, una huida hacia delante ante una situación que comienza a ser insostenible. Es raro el negocio que fructifica si va acompañado de miedo o desesperación. No olvidemos que el objetivo de un emprendedor es convertirse en empresario. Si no se hace con esa última intención nada tiene sentido. Y sin creatividad, la que pensaba Asimov en su ensayo inédito, es prácticamente imposible que la semilla arraigue. Creatividad para emprender y para el día a día, es la única vía que tenemos para hacer lo mismo sin caer en el desánimo de la rutina. Creatividad para ser mejores. Creatividad para seguir editando otros 400 números de Avuelapluma.

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