La bruja Circe
Muchos gurús, guías, asesores, pretenden ayudar, aunque sea a la fuerza, y eso es imposible, nadie puede ayudar a quien no quiere ayuda. El sufrimiento es muchas veces una lección que hay que apurar. Puede ser que te haya pasado que dabas una gran importancia a tu futuro laboral y le has dedicado tanto tiempo que lo has restado de tu relación de tu familia y de tu propio placer y cuidados y cuando llega una pérdida o una enfermedad te das cuenta de lo importante, te das cuenta con ese trauma o sufrimiento y se equilibran las prioridades. En todo hay que mantener un equilibrio y si hablamos de ayudar a los demás con más motivo, ofrece tu ayuda pero no la impongas los humanos somos tozudos. Beber hasta el fondo la copa de veneno que le corresponde es muchas veces la única forma de aprender y aunque sea tu hijo tienes que respetar su proceso.
No te empecines ni seas presuntuoso, no esperes poder ayudar a todos, solo es posible ayudar a aquellos que están preparados para aceptar la ayuda.
Una persona que sufre ve el mundo a través de su dolor, por lo que es sorda, ciega y arrastra su experiencia de vida como un peso muerto, hasta que aprende y se libera. Es además peligroso meterse el karma de los demás.
Igual que se contagia la alegría en las fiestas y las lágrimas en las despedidas también te pueden contagiar con el sufrimiento.
Una cosa es guiar, poner en el camino lugares donde repostar y otra meterle a alguien el pan en la boca. Puedes guiar, no imponer.
Ser compasivos, dar amor y ofrecer luz, es diferente a hacer y cargar con el trabajo espiritual ajeno.
Tú tienes tu propio camino y solo cuando te haces consciente y lo pones en prioridad podrás ayudar a la gente a levantase.
No te excedas imponiendo tu opinión y queriendo tomar las decisiones de otro, deja tus enseñanzas y deja que los demás las tomen cuando estén preparados.
