Con ánimo de discrepar /
VÍCTOR CASCO

En política hay que ser honrado y además parecerlo. Ética y estética deben ir de la mano. De lo contrario, los ciudadanos terminarán por quebrar su confianza en la política y quién sabe si con el tiempo en la propia democracia.

Las recientes oposiciones del SES son un ejemplo de lo que no se puede permitir. No es ni ético ni estético que una persona que ha sido Consejera de Sanidad pueda presentarse a unas oposiciones que ella misma ha convocado y a cuyo Tribunal -que conoce entre otras cosas las preguntas que se le van a formular en el examen- ha elegido. Y si le añadimos que el Presidente del Tribunal es compañero suyo y ha sido su cargo de confianza entonces la cosa adquiere unos tonos de sospecha alarmante. Este caso afecta de lleno al PSOE quien no ha ofrecido ni una sola explicación plausible ni creíble que justifique el proceder de su ex Consejera de Sanidad, quien por cierto obtuvo la nota más alta.

Tampoco es admisible, ni ético ni estético que quienes son nombrados por el gobierno se puedan presentar a las oposiciones que desarrolla su gobierno, máxime si van a examinarte personas que están a tu cargo

Y lo de los 23 directivos del SES, personas de libre confianza nombrados por el gobierno y que se han presentado a esas mismas oposiciones, afecta de lleno al PP. Tampoco es admisible, ni ético ni estético que quienes son nombrados por el gobierno se puedan presentar a las oposiciones que desarrolla su gobierno, máxime si van a examinarte personas que están a tu cargo.

La cosa es muy sencilla: ningún alto cargo ni directivo puede presentarse a unas oposiciones convocadas por el Ejecutivo al que pertenecen. Punto. Y ello debe ser así porque como escribía al principio en política hay que ser honrado y parecerlo.

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