Si te viera Schopenhauer
Sergio Martínez

Hace escasamente una hora me he encontrado con la responsabilidad de volver a escribir una columna. La verdad es que como no sabía que tenía que escribir ando un poco bloqueado y no encuentro un tema sobre el que escribir.

Hace unas semanas tenia una columna preparada sobre la propuesta de Podemos para quitar la misa de las mañanas de los domingos de La 2. Una idea absurda y que demuestra la falta de respeto y empatía que tiene el partido morado por una España que no comprende. Y es que este país hay una mayoría de personas mayores, a las que no les quedó otra que ser educadas en el catolicismo más rancio. Una sociedad en la que la religión lo impregnaba todo. De esa educación parten hoy sus convicciones y creencias.

Estas generaciones, hoy mayores, se ven ahora encerrados en su casas y con problemas de movilidad. Quitarles esa misa, es apartarles de la religión que el mismo estado les inculcó hace sesenta y setenta años. La propuesta denota una falta de humanidad con aquellos ciudadanos que solo tuvieron la oportunidad de educarse en el catolicismo. Le dimos una fe como arma ante la vida y, ahora, que están muriendo, a muchos le queremos quitar esa ventana que llena una hora a la semana sus convicciones. Un nuevo error de bulto de Pablo Iglesias, que me sigue dando la sensación de estar más preocupado por llenar titulares que, de verdad, cambiar las cosas. Sigo esperando, iluso de mí, que se ponga de acuerdo con Ciudadanos y cambien nuestra injusta ley electoral.

También había pensado en dedicar unas palabras de este escrito a Portugal. El incendio del concejo de Pedrógão Grande, el más extenso y más mortífero de la historia de nuestros vecinos arrojó un balance de 64 muertos, 204 heridos y más de 40.000 hectáreas de bosque arrasadas por las llamas. Un desastre. Un drama difícil de olvidar. Muy difícil de digerir. Las imágenes de esa carretera calcinada quedarán para siempre grabadas en mi memoria. El sufrimiento de tantas personas, tan injusto, tan doloroso.

El cambio climático obliga a que la Unión Europea y, sobre todo, los países del mediterráneo nos pongamos las pilas en nuestras políticas de gestión de bosques. En el futuro, esta misma tragedia podría repetirse a las puertas de nuestras casas. Que lo sucedido en Portugal sirva de acicate para que una tragedia de este tipo no vuelva a ocurrir. Hagamos algo digno con la memoria de estas personas.

Y con el nudo en la garganta concluyo esta columna. Feliz semana.

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