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De Cáceres de toda la vida /
José María Saponi

Desde hace demasiado tiempo venimos siendo observados con cierta perplejidad por los países democráticos europeos, Europa sigue observando asombrada la incapacidad del PSOE para formar una gran coalición y teme la inestabilidad

Los días en blanco y de incertidumbre política que vive España desde que el 27 de octubre se disolvieron las últimas Cortes de mayoría absoluta, podrían convertirse en una tragedia para la convivencia política, mientras el Partido Popular y Ciudadanos acercaban posturas para tratar de salir del atolladero, Pedro Sánchez fortalecía aún más su bloqueo, con lo que la repetición de elecciones puede convertirse en un gran precedente en la Unión Europea.

Pero su estupefacción y alarma no se deben tanto a la lentitud de las negociaciones, algo que se llega a comprender, como a la falta de capacidad para formar una gran coalición, y al bloqueo persistente del PSOE. Alemania, Austria, Países Bajos, Finlandia… Los ejemplos de coaliciones entre los principales partidos son mayoritarios en Europa. Lo que es incomprensible, a los ojos europeos, es la negativa del PSOE a mantener siquiera una negociación con el partido ganador en España. Detrás de esa alarma está la gran preocupación: que la inestabilidad política genere de nuevo inestabilidad económica en España, el fantasma más temido en la UE.

El Gobierno lleva demasiado tiempo en funciones, a medio gas, con las manos atadas para tomar decisiones e impulsar reformas o aprobar proyectos de ley.

El 21 de diciembre, al día siguiente de las elecciones generales, se publicaron sendos Reales Decretos con el cese de Mariano Rajoy como presidente y de los miembros de su Ejecutivo. Todos están cesados, pero siguen «en funciones», limitadas al despacho de asuntos ordinarios, hasta la toma de posesión del nuevo presidente y del Gobierno.

Situación que ha abonado el camino del independentismo catalán, por ejemplo, que se ha entregado a los antisistemas, el actual Gobierno catalán pretende recabar los apoyos de los radicales, pisoteando la democracia y la ley. Busca así dar un nuevo paso estéril en la hoja de ruta separatista, que solo conduce a la fractura y la quiebra de la sociedad catalana.

La acción decidida del Gobierno, incluso en funciones, y la fortaleza del Estado de Derecho han frustrado todos los intentos del independentismo catalán. Estos han sido, son y serán un esfuerzo inútil que solo conduce a la frustración de su propia base social, tal y como se comprobó el pasado 11 de septiembre, y al hartazgo de la sociedad catalana y del conjunto de los españoles.

Mariano Rajoy: “Estoy dispuesto al diálogo, pero no permitiré que se incumpla la ley ni negociaré nada que afecte a la unidad de España, la igualdad de los españoles y a la soberanía nacional”. El único riesgo político en estos momentos es la extrema debilidad y la ambición fuera de control de Pedro Sánchez. El independentismo catalán ha puesto sus esperanzas en que Sánchez pueda consumar su plan para formar un Gobierno Frankestein, o, lo que es lo mismo, un Gobierno sostenido por formaciones enemigas de nuestro marco constitucional.

Es lo que hay…

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