Mi ojito derecho /
Clorinda Power
«El PSOE ha conseguido lo imposible: que nos caiga bien Pedro Sánchez». Este tuit de @queridoantonio es tan verdad que se me levantado dolor de cabeza.
Diecisiete dimisiones en la ejecutiva, un secretario general atrincherado en Ferraz, una señora que se ha cogido un AVE desde Sevilla para reclamar un poquito de por favor y que no pasa del hall, una Susana Díaz lanzando dardos envenenados desde Andalucía y un Felipe González (¡madre mía, Felipe!) llamando a Pedro Sánchez mentiroso.
Lo de Felipe González ya no me sorprende. De hecho no me sorprendió cuando escuché en directo la entrevista que le hizo Pepa Bueno en la que Felipe dijo, literalmente, que se sentía engañado por Pedro Sánchez. Yo estaba tomándome el café y, mira, ni me quemé la lengua, ni se me derramó en el vestido. Simplemente pensé «Dónde andará Aznar».
A mí no me parece preocupante lo que pasa en el PSOE. Lo que me parece es de vergüenza, pero de vergüenza ajena. Porque ya puede atacar la derecha anunciando que la izquierda se rompe, que yo no me doy por aludida. Hace mucho tiempo que el PSOE dejó de representarme.
Lo que me incomoda es la confirmación de que estos culebrones nunca se producen en la derecha. Ahí, los tienes, como una piña, todos muy bien aleccionados, rectos, mirando al frente y pensando lo mismo que yo cuando quedo con uno del Tinder: finge normalidad y parecerás normal. Y eso es lo que hace el PP, convertir un grito en el cielo en un susurro, lo extravagante en normal y lo normal en norma.
Yo no le deseo el mal al PSOE, no tengo ningún interés en que se rompa. Pero tampoco le deseo el mal a este país de mierda, ni tengo ningún interés en que se rompa. Y eso es justo lo que quieren provocar algunos: un abismo en el que caigamos la mayoría, mientras unos pocos se salvan agarrados a un clavo ardiendo.
Así que elijan su clavo ahora que están a tiempo, señoras y señores, porque cuando se resuelva este circo, tendremos gobierno y será demasiado tarde.
