estilografica-02---copia

Historias de Plutón /
JOSÉ A. SECAS

Tenía pensado escribir y conectar opiniones propias y ajenas a propósito del trabajo, insectos, producción, arte y aficiones -gazpacho- pero ciertos acontecimientos vitales que me han sobrevenido me tienen revuelto como un río de montaña tras el deshielo y no me dejan concentrarme en otra cosa que no sea el run-run recurrente de pensar y repensar mi problema. Ya sé que ese no es el proceder correcto para tranquilizarse uno y que a los problemas hay que hacerles frente; sopesarlos, medirlos, evaluarlos y, acto seguido, tomar las oportunas decisiones y actuar en consecuencia para hacerlos pasar al archivo del pasado pero, hay cosas en la vida, que te sobrepasan y se te anclan en el pensamiento aunque te resistas a ello. Si, debe ser importante mi pesar porque no me lo quito de la cabeza pero no me conviene seguir en este plan mucho tiempo y, por supuesto, no permitiré que se haga crónico y me pudra por dentro.

Te pierdes en palabrerías y disquisiciones cuando no eres capaz de escuchar a tu corazón, entenderlo y darle voz

A propósito de los devaneos o reflexiones, de las idas de olla o tomas de conciencia, de las profundas meditaciones, ocurrencias, introspecciones, deducciones o intuiciones, he de decir que todas ellas (o ellos) son parte de la esencia del pensamiento mismo y que la frontera entre el control que ejerces sobre ellas y cómo las produces, enlazas y asimilas, y la imposibilidad de sujetarlas, tomarles las medidas y analizarlas convenientemente es muy difusa. A veces crees que estás llegando a una conclusión y solo estás repitiendo una canción aprendida o incrustada en tu disco duro; otras veces te crees que has descubierto la rueda y resulta que solo estás copiado algo que has visto. Te ves justificando lo injustificable o tratando de razonar algo irracional. Te pierdes en palabrerías y disquisiciones cuando no eres capaz de escuchar a tu corazón, entenderlo y darle voz.

En estos momentos de zozobra, las palabras que persigo para poner en blanco sobre negro mis pensamientos tienden a convertirse en poesía. Solo un texto poético puede llegar a transmitir sentimientos profundos de, por ejemplo, desamor. Solamente las metáforas y otras figuras literarias pueden aproximarnos a lo que siente el corazón, perturba el alma y es filtrado por el raciocinio. Tratar de explicar lo que me quita el sueño en la colaboración literaria quincenal de este semanario cultural me resulta un acto impuro y, por demás, inútil. Solo aquellos que lloren y se conmuevan con un aria de opera, una poesía, la escena de una película o un cuadro están preparados para entender emociones y sentimientos que, solo hoy, no comparto con vosotros por pudor y por vergüenza.

 

Artículo anteriorCuando uno cumple
Artículo siguienteEl infarto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí