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Lunes de papel /
Emilia Guijarro

Pepa y Paca son dos amigas, que pasan de los setenta años, de la provincia de Valencia, que por San Valentín decidieron hacer un viaje a Benidorm; así que, ni cortas ni perezosas, se fueron a la agencia de viajes de su pueblo y allí una eficiente vendedora, les vendió una estancia de una semana en un crucero. Ellas siempre habían viajado con el Imserso y no habían hecho nunca un viaje en barco pero les hacía mucha ilusión, así que después de echar muchos números, de pedir prestado un dinerillo para gastos imprescindibles, lograron reunir lo suficiente para embarcarse.

Lo tenían todo calculado, como sólo las mujeres con paga de viuda saben hacerlo. Pero nada más embarcar chocaron con la realidad, el agua no entraba en el presupuesto y cada botella de agua eran cuatro euros, multiplicado por dos, ocho euros. Con eso no contaban ellas, ni con que si enfermaban los gastos se pagaban allí mismo y a precio de consulta privada en alta mar.

Al tercer día, a Pepa, que ya embarcó resfriada, le dio una apnea, y tuvo que ingresar en el hospital del barco: consulta y tratamiento, trescientos euros; como consecuencia, un ataque de ansiedad, que hizo que tuvieran que ingresarla en el hospital del primer puerto al que llegó el crucero. De allí, en avión, a su casa. Y Paca se quedó sola en el barco porque como ella no estaba enferma todos los gastos de avión, comidas y alojamiento eran por su cuenta.

Y hasta aquí la historia que he conocido…. No sé como terminó Pepa ni en que estado de salud se encuentra.

Lo que sí sé es que los mayores, poco informados, son presa fácil de vendedores avispados, y que a Paca y Pepa no se les informó correctamente, y que por eso me parece un colectivo al que se debe proteger. Cuando en la pasada legislatura fui portavoz de Consumo en la Asamblea de Extremadura, ya insistí en la necesidad de proteger desde las oficinas de defensa de los consumidores a los colectivos vulnerables: adolescentes, inmigrantes, personas con discapacidad, personas mayores, etc., y que toda información que se les dé, es poca sobre condiciones económicas, sobre cuidados de salud, sobre seguridad, etc. Todo ello con el fin de evitar casos como éste y evitar que las vacaciones soñadas de una vida se conviertan en un infierno.

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