Pablo-alborán

Si te viera Schopenhauer /
SERGIO MARTÍNEZ

He de reconocer que cuando el gobierno anunció que daría a Extremoduro 120 mil eurazos por promocionar en sus conciertos la marca Organics Extremadura no le hice mucho caso. Pensé que era un pago encubierto para que Robe volviera a Extremadura por la puerta grande en el Teatro Romano recogiendo la medalla de la región (soy así de mal pensado). Cuando repitieron la operación con Huecco, con una menor cantidad económica, entendí que se trataba de aprovechar la popularidad de los artistas extremeños para promocionar los artistas de la región, por lo que tampoco profundicé en el asunto. Ahora que han anunciado que el Gobierno de Extremadura ha invertido 95 mil euros en promocionar la marca Organics Extremadura en los conciertos del malagueño Pablo Alborán, sinceramente, me he llevado las manos a la cabeza. Y es que, con perdón, la decisión no tiene ningún resquicio de coherencia, lo mires por donde lo mires.

En Extremadura se nos olvida que tenemos a José Manuel Calderón jugando en el Madison Square Garden

Aunque el autor de “y tú y tú y solamente tú” sea muy popular, unir la figura de un malagueño a los productos extremeños no tiene mucho  sentido, por no decir ninguno. Y lo peor de todo, visto esta acción promocional, he buscado en internet información acerca de Organics Extremadura y desgraciadamente me he llevado una nefasta sorpresa. Me he encontrado una web vacía de contenido, en la que viene una explicación de tres párrafos de lo que es la agricultura ecológica con una pequeña referencia a Extremadura con datos de 2010 y un listado de 19 empresas extremeñas sin ni una breve explicación de sus productos. ¿Para qué vamos a actualizarlo si sólo este años nos hemos gastado 250 mil euros en promocionar esa marca?

Partiendo de la premisa de que en Extremadura disponemos de capital humano muy valioso para promocionar nuestros productos, utilizar la figura de Pablo Alborán me parece un infortunio. Porque no es coherente y porque por muy bien que cante o por muy guapo que sea, no representa nuestra tierra. Desde la distancia, miro con envidia cómo Asturias ha tratado la figura de Fernando Alonso. La bandera asturiana es conocida en todo el mundo  gracias al piloto de fórmula 1 y claro, en su tierra tiene su museo y cada acción suya va asociada a Asturias como imagen. En Extremadura se nos olvida que tenemos a José Manuel Calderón jugando en el Madison Square Garden. ¿Por qué no está la bandera extremeña izada en la capital económica del mundo? ¿Por qué no se utiliza su imagen para apoyar la internacionalización de nuestros productos? Y con perdón, ¿quién es Pablo Alborán al lado de Calde?

Y para terminar esta columna no quiero dejar de hablar de la catetada de traer a Woody Allen y su Jazz Orchestra a Badajoz. Como dice mi amigo Jaime Parodi, ¿por qué no traemos a Ferrán Adriá a jugar al tenis? ¿Y qué es eso de que con dinero público se firma una cláusula que impide decir cuánto cobra? ¿Qué ocurre, que Extremadura está exenta en la Ley de Trasparencia?

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