10-ideas-para-aprovechar-los-posos-del-café

Mi ojito derecho /
Clorinda Power

Dicen las tazas del café que para ser feliz hay que tomar decisiones, que es como decir que para entrar en calor hay que desnudarse. Pero eso de lo único que depende es de las decisiones que haya que tomar y, sobre todo, de la persona que te vaya a desnudar.

Yo sería muy feliz siendo un poco más tonta (y más sincera si confesara que lo que deseo es ser menos inteligente). Uno puede dejar de ser tonto, estoy convencida. Uno podría, si quisiera, aprender. Lo que pasa es que en este mundo (incluida la provincia de Cáceres) no se trata tanto de lo que uno quiera ser, sino de lo que a uno le dejen hacer.

La felicidad está muy bien para decorar tazas. Hoy en día, y siempre, sostener una taza con la palabra felicidad es lo más cerca que puede estar uno de alcanzarla. Por eso yo tengo 37 tazas desordenadas por toda la casa. Así cuando me siento capaz de todo, de llegar alto, de alcanzar el reconocimiento, de ser aplaudida y de servir de ejemplo, cojo una taza y se me pasa.

Porque yo no quiero llegar alto. Yo lo que quiero es seguir alcanzando las cosas que están justo a medio metro de altura sobre el nivel del mar: el sofá, las cervezas del frigorífico y el libro de encima de la mesa. Y desde ese medio metro de altura renegar de una casa más grande, un puesto de mayor responsabilidad y unas vacaciones más allá de la provincia de Cádiz.

Dice la RAE que la felicidad es la ausencia de inconvenientes o tropiezos.

Efectivamente, yo también creo que hay poquísimas probabilidades de equivocarse recorriendo la distancia entre sofá, frigorífico y mesa. A no ser, claro, que por el camino te tropieces con alguna de esas 37 tazas.

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