Mi ojito derecho /
CLORINDA POWERS

De niña fui a un colegio público. Y como buen colegio público, no solo dábamos religión en horas lectivas, sino que asistíamos a catequesis en nuestro tiempo libre. Recuerdo inventarme dentista todos los viernes a la misma hora. Y recuerdo a la madre Teresa correr detrás de mí con la amenaza de que con Dios debía ser mi única cita.

En esas horas insoportablemente aburridas, nos enseñaban a memorizar, entre otras cosas, los diez mandamientos.  Confieso que me esforcé mucho en no aprenderlos y, gracias a eso, hoy ya no los recuerdo. Salvo uno: no mentirás. El mismo que Jorge Fernández Díaz, Ministro del Interior, y a veces de Dios, ha tenido a bien honrar en deferencia a los inmigrantes desaparecidos el pasado 6 de febrero en una playa de Ceuta.

Desaparecidos parece una palabra muy acertada. Según la Real Academia de la Lengua Española, “desaparecer” significa “ocultar”, como los 14 cadáveres que ocultó el mar después de que miembros de la Guardia Civil dispararan pelotas de goma al agua con el fin de disuadir a los inmigrantes de entrar en nuestro país.

Desmintiendo las versiones oficiales del Gobierno de Ceuta y de la Guardia Civil, el ministro del Interior, y a veces de Dios, prefirió una conciencia limpia a una crisis política. Si yo fuera de esa derecha, diría que su gesto de sinceridad le honra. Menos mal que soy de esa izquierda que prefiere una política honrada. O no, porque asistiendo a semejantes barbaries, a veces una hubiera preferido agachar la cabeza y obedecer a la madre Teresa.  Y así al menos hoy podría dormir como Jorge Fernández Díaz, a pierna suelta.

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