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Mi ojito derecho /
Clorinda Power

El niño sirio de la playa turca se muere con la misma postura que utilizo yo para dormir (pero qué hijo de puta). Yo duermo normal tirando a bien. Salvo las noches que ceno mucho y las que no he ido al gimnasio. Tampoco duermo bien las noches en las que ese día se ha terminado y yo siento que me he dejado algo. A mí lo que no me deja dormir es el cargo de conciencia, no las fotos de niños sirios que les da por morirse en playas turcas.

¿Cuánto dura un recuerdo? Uno que se repite constantemente, uno doloroso, humillante y violento. A mí nada. Lo único que me dura es la paciencia para soportarlo. Y ya tengo comprobado que, la chorra no, pero la paciencia la calzo gorda.

¿Dónde ponemos el límite? Si te dan arcadas, si compartes su foto en Facebook, si la comentas en el ascensor después de un día durísimo (durísimo porque esa foto ha hecho que tu día roce lo insoportable). Si haces todo eso, tu paciencia tiene un límite, uno aceptable, uno humano. ¿Y ahora qué vas a hacer, eh? NADA. Tú no puedes hacer nada.

Por eso la foto del niño sirio muerto en las playas turcas te da arcadas. Tú no estás hecho de cartón piedra, claro, pero tampoco del material con el que se hacen los sueños. Tú solo eres una persona normal, con mucha humanidad, eso sí, y con una paciencia que crees limitada. Pero, ¿acaso hubieras podido impedir tú que ese niño se ahogara? Ese niño en concreto, el de la camiseta roja y los pantalones azules. Si, ya sé que si por ti fuera, ese niño estaría en su casa, durmiendo como un bendito y no como un muerto.

Qué pena que la solución no esté en nuestras manos, ¿eh? Qué pena que no podamos salvarlos a todos. Qué pena que después de un día insoportable llegue la hora de irse a la cama y adoptar la misma postura con la que les da por morirse a los niños sirios en las playas turcas (pero qué hijos de puta). Te entiendo, a mí también me da arcadas: es más fácil vomitar sabiendo que con ello la resaca se acaba.

Hace muchos años que los españoles recogemos cuerpos en nuestras playas. Cuerpos de niños inmigrantes y negros. Estos niños sirios en cambio son blancos y refugiados. Estos niños lo malo que tienen es que se parecen más a nosotros. Y claro, da fatiga pensar que los estamos matando, da fatiga pensar que hasta puede que, matándolos a ellos, nos estemos matando a nosotros mismos. No como a los otros, inmigrantes y negros, que son tan tontos que se mueren ellos solos.

Dame cargo de conciencia y no dormiré. Dame un niño sirio muerto que echarme a los hombros y cambiaré la política europea. Pero la postura de irme a la cama no me la toques, que ya son muchos años con las manitas metiditas entre las piernas. Lo que sí estaría bien sería comentarle a los niños si ellos podrían morirse de otra manera, una que no me dé a mí ni fatiga ni cargo de conciencia. No sé, como se mueren los negros en las playas canarias me parecería bien. Esos además de solos, se mueren incomodísimos.

Por cierto, el niño sirio se llamaba Aylan Kurdi. Que resulta que, además, el muy hijo de puta tenía nombre.

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3 COMENTARIOS

  1. Hola, soy el autor y estoy de acuerdo con usted: el artículo no tiene ninguna gracia. Discúlpeme si le he hecho perder el tiempo buscándosela.

  2. el acostumbrado mal gusto de Avuelapluma, llamando hasta la saciedad maldito niño hijo de puta a un refugiado Sirio. El autor le verá la gracia, los demas, equilibrados mentales no se la vemos. Por cierto, que era lo que quería decir con el articulo???

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