Lunes de papel /
EMILIA GUIJARRO

El sinsentido del impuesto del valor añadido aplicado con la misma intensidad a los artículos de lujo que a los elementos de primera necesidad, impone una reflexión sobre el mismo. No debería ser posible que un elemento de primera necesidad se grave con el mismo impuesto que el mercado del lujo.

Hay determinados artículos, que forman parte del vivir diario, que son imprescindibles para desenvolvernos. Pero Bruselas ha decidido que los productos sanitarios tributen lo mismo que los artículos de superlujo. No me imagino sin gafas, no me imagino sin muletas si un día no pudiera andar sin ellas, pero sé que quien tiene un Ferrari puede vivir sin él y posiblemente tenga otros coches de similar gama en su maravilloso garaje de su no menos espectacular vivienda.

Bruselas dice que se están haciendo las cosas bien. Bien ¿para quién? ¿Para los gobiernos, para la Troica, para los bancos o para los ciudadanos?

Estamos asistiendo a la supuesta mejora de la economía. Por decreto, la maquinaria de la propaganda institucional nos inunda con mensajes a la carta, pero yo no lo veo.

Estamos asistiendo a la supuesta mejora de la economía

Yo veo lo que tengo alrededor, gente que no llega a fin de mes. Miles de personas solicitando la renta básica, niños que no pueden hacer lo que hace pocos años hacían en abundancia. Abuelos que pagan las deudas de sus hijos.

Y ahora otra vuelta de tuerca más, si ya el IVA cultural ha alejado a los ciudadanos de las salas de cine, de los teatros, de la cultura, esperemos que ahora no los aleje de las ópticas y las ortopedias porque recordemos que la mitad de la población utiliza gafas graduadas.

Pero lo verdaderamente preocupante es que ésta no es la única subida desde que gobierna Rajoy, también ha subido el IRPF, IVA, IBI, repago, tabaco… Más de 30 subidas de impuestos en España durante la ‘era Rajoy’. En dos años de mandato ha subido impuestos a todas las categorías, pero siempre recayendo sobre los hombros de los mismos.

Los ciudadanos no entienden que la política esté al servicio de la economía, que se gestionen las crisis como si detrás de los números no hubiera personas. Los economistas de la Troica, ni siquiera están teniendo en cuenta las alarmantes cifras de paro, que no se ve como una tragedia personal sino como una cifra más de la escala económica. Luego los analistas se llevan las manos a la cabeza cuando protestas ciudadanas se convierten en estallidos.

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