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Mi ojito derecho /
Clorinda Power

2020 y Michelle Obama será presidente de los Estados Unidos de América. Los americanos son así, siempre ven el vaso medio lleno. Yo, en cambio, me imagino en el 2020 compartiendo con un gato el sofá y, quién sabe si también la manta eléctrica.

Yo es que hoy no quiero hablar de Trump. No sé nada de ese señor que no se haya dicho ya. Tampoco quiero hablar de Hillary porque lo único que me viene a la cabeza es la pijada esa del establishment y yo, de inglés, regular.

Pero ayer, aprovechando que no trabajaba, me pasé todo el día pegada a la radio. Y pensé que así es como quiero oír todas las malas noticias. Y también pensé que será Francino, y solo él, quien me cuente que hemos entrado en guerra.

Gobierne Trump o gobierne una zarigüella, la vida sigue en mi pequeño cubículo de treinta y cuatro metros cuadrados

Sí, guerra. En la radio también hablaron de guerra. Pero yo no me asusté porque enseguida hicieron balance de la bolsa y ni desplome ni nada. Wall Street estaba tan pichi. Nosotros petando Internet de memes solidarios con el pueblo americano y Wall Street en el porche, tomando una limonada bien fría. Bueno, he utilizado el plural mayestático pero en realidad yo peté Internet con esto: «Ya sé que hoy hay que estar con el pueblo americano y tal. Pero es que yo quiero estrenar mi olla exprés Y MI MADRE NO ME COGE EL TELÉFONO». Y es que, queridos lectores, gobierne Trump o gobierne una zarigüella, la vida sigue en mi pequeño cubículo de treinta y cuatro metros cuadrados.

Lo que sí está en mi mano es hacer un potaje de los de toda la vida. Con garbanzos, espinacas y bacalao, pero en una olla exprés que ya la hubieran querido nuestros abuelos. Y mientras miro la olla como si tuviera un detonador, lo que también puedo hacer es pensar que el mundo está lleno de paletos pero que en Internet todavía se puede vivir bien.

Y para los americanos, aquí va mi mensaje: menos lamentarse y más quemar contenedores. En Cáceres lo hicimos cuando prohibieron el botellón. No conseguimos que nos lo devolvieran, pero aquel día salimos en las televisiones de toda España. No me quiero imaginar los millones de mensajes de solidaridad que hubiera recibido el botellón si en aquel tiempo hubiéramos tenido Facebook.

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