De Cáceres de toda la vida /
JOSÉ MARÍA SAPONI

Es la más veterana de todas las ermitas cacereñas, 44 ermitas recoge el libro “ERMITAS CACERENSES” cuyo autor es el cacereño Alonso Corrales Gaitán, publicado el 28 de junio de 1998, constituye un trabajo admirable y muy completo y es una aportación muy relevante en el conocimiento de la historia de Extremadura.

“Ermitas que fueron testigos elocuentes durante siglos, de los sentimientos religiosos de nuestros antepasados, testigos de llantos y esperanzas, de súplica humilde y de oración agradecida “(Ciriaco Benavente Mateos, Obispo de Coria-Cáceres en el prólogo del libro citado)

Germán Sellers de Paz, en su libro “Cáceres visto por un Periodista”, en su edición del 7 de octubre de 1995, refiere que: “Es sin duda, la ermita de San Blas, la veterana de todas las ermitas cacereñas, contando con algo más de 500 años. Las ordenanzas más antiguas conocidas datan de 1561”.

A ella acuden cientos de cacereños y cacereñas, que acostumbraban a ir ataviados con el traje cacereño de Campuza las mujeres, y el regional de los cacereños, los hombres. La ermita de San Blas, el día anterior a su festividad, atrae a muchos ciudadanos que se trasladan allí para pasear por sus alrededores, acercándose a comprar la típica rosca de anís o a los diversos puestos de dulces típicos, como los coquillos de miel o azúcar.

La ermita de San Blas atrae a muchos ciudadanos que se trasladan allí para pasear por sus alrededores acercándose a comprar la típica rosca de anís

Especial relieve tiene la exhibición de bailes regionales en el lugar establecido al efecto por el ayuntamiento cada año. ¡Cuántas buenas exhibiciones han realizado allí los Grupos de Coros y Danzas!, ¡cuántas veces ha dirigido a su Grupo Fernanda Sánchez Franco!, compañera de Concejo Municipal, fundadora y directora de ese magnífico Grupo de Canto y Danza que lleva el nombre emblemático de “EL REDOBLE”, de tanto significado para todos.

Al grupo ”El Redoble”, por su aportación a la cultura y folklore regional, la ciudad le dedicó una escultura en la Plazuela de la Concepción, ahora en fase de remodelación, y que se espera que el monumento continúe en su lugar al término de las obras, pues ya forma parte de la historia de una ciudad que sabe reconocer el esfuerzo prestado a su desarrollo, por quienes a lo largo de su historia, han entendido la importancia de ser Patrimonio Cultural de la Humanidad, y que junto a sus barrios modernos urbanísticamente bien ordenados, posee un barrio de diseño medieval de los tres mejor conservados de Europa.

En la solemne celebración religiosa en la ermita, el día de San Blas, se suelen bendecir los cordones del Santo Patrón abogado de las enfermedades de la garganta, al que se profesa especial devoción, que se vio acrecentada en aquellas épocas de epidemias que afectasen a la garganta, razón por la que los Otorrinolaringólogos lo tienen como Patrón.

La antiquísima ermita es hoy una parroquia, creada por el Obispo de la Diócesis don Manuel Llopis Iborra en el año 1958, de la que fue su primer párroco el sacerdote don José Reveriego, al que el ayuntamiento de la ciudad homenajeó nominando una calle cercana a la ermita con su nombre.

Artículo anteriorSemana del 3 al 9 de febrero
Artículo siguienteSer honrado y parecerlo

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí