Desde mi ventana /
CARMEN HERAS

En la manía por almacenar artículos interesantes, vuelve a mis manos uno referido a la existencia de las guarderías y su acomodo en los programas electorales de los partidos políticos. Es este un asunto que siempre será propuesto para recabar votos, no sólo por su propia importancia (que la tiene), sino también para que los partidos oponentes no lo haga suyo de cara al electorado.

El por qué de las escuelas infantiles (el nombre de guardería parece dedicado más bien al almacenamiento de niños) tiene su máxima justificación en el llamado equilibrio entre vida familiar y profesional. Aceptado que el mercado laboral es cada vez más femenino y probada la  necesidad del aumento de la tasa de natalidad en España —una de las más bajas de Europa—, no queda más remedio que buscar un lugar para el bebé durante las horas laborales de los padres.

Aunque la crisis en la Unión Europea parece haber puesto todo patas arribas. De tal manera que las políticas educativas para niños pequeños han cambiado, cuando no se han guardado en el baúl de los recuerdos hasta más ver. Hubo una época en la que España intentó asemejarse al resto de países nórdicos. Finlandia, uno de nuestros ejemplos en Educación, viene ofreciendo a las familias escuelas infantiles gratuitas, e incluso una segunda opción: la de pagar entre un 60-70% del sueldo a quienes se queden en casa a cuidar personalmente a los niños hasta que el menor de ellos cumpla los tres años. En Dinamarca se puede contratar a especialistas educativas que cuiden de varios niños de distintas familias en una sola casa. Una especie de «piso tuteado», por citar nuestra jerga. En España, sí se habla con las personas implicadas, todas coinciden en la necesidad de que existan mayor número de medidas sociales que favorezcan a las familias: reducción de la jornada laboral de los progenitores y aumento del número de plazas.

Algún ocurrente diría que estamos colocando las fichas para que la mujer vuelva a la casa y a la  «pata quebrada»

El Gobierno Zapatero puso en marcha el llamado Plan Educa3 por el que se comprometía a construir 300.000 plazas públicas de calidad entre 2008 y 2012. Lamentablemente las medidas de austeridad y recortes en el gasto educativo consiguieron que la promesa no se cumpliera en su totalidad. Desconocemos lo que ha hecho Rajoy al respecto. Bien es verdad que allá por el año 2007 prometió 400.000 plazas, una flexibilización de las jornadas de trabajo, conciliación de la vida familiar y laboral y una corresponsabilidad entre padres y madres.

Han pasado 6-7 años y las circunstancias han cambiado. Rajoy es Presidente y el trabajo escasea por lo que en un momento dado pueden los poderes públicos caer en la tentación de no considerar necesario el aumento de las plazas infantiles si la madre o el padre se quedan en casa. La falta de salario total o continuado reduce los recursos de muchas familias que deberán priorizar lo urgente, lo prioritario. Los abuelos, que como todo el mundo sabe, están siendo la base del mantenimiento diario de muchas familias, vendrán, en muchos casos, a solventar esto también. Aún así debe el partido en el Gobierno no olvidar sus promesas. Radicalizados en su propuesta de la nueva ley del aborto, no les conviene dejar a un lado sus promesas electorales en el asunto que nos ocupa. Si según ellos la mujer debe aceptar cualquier embarazo pero debe aportar su parte a la economía familiar, necesitará medidas que (al menos) den un poco de tranquilidad al ánimo femenino.

Algún ocurrente diría que estamos colocando las fichas para que la mujer vuelva a la casa y a la  «pata quebrada», se dedique a ser «descanso del guerrero» y a tener hijos. La ley del aborto parece ir en esa dirección. No es extraño que las mujeres griten basta ya y que una convocatoria como la de hace poco tiempo en Madrid tuviera tantos asistentes a pesar de no ser primera noticia para los medios de comunicación en general. Como pasa en el deporte con los clubes femeninos. Si yo fuera líder de alguna asociación la convertiría en lobby para demostrar que sí nosotras queremos muchas cosas se paran. Feliz semana amigos!

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