VW

Lunes de papel /
Emilia Guijarro

«La hemos cagado», con esta frase tan rotunda y tan coloquial, impropia de un directivo internacional, Michael Horn, en una comparecencia pública, asestó un golpe mortal a la marca Volkswagen, cuando trataba de pedir disculpas a los consumidores estadounidenses y al mundo entero por uno de los mayores fraudes que estamos conociendo.

Un escándalo de dimensiones planetarias, porque la modificación fraudulenta de once millones de coches de la marca, para burlar los controles de emisión de gases contaminantes es un hecho insólito. Porque este tremendo fraude afecta no solo a los consumidores estadounidenses sino a todos los países donde se comercializa la marca, y por tanto a la confianza de una marca de prestigio. El desprecio a la salud universal y a los valores medioambientales, así como a la responsabilidad social de la empresa va en contra de todos los códigos éticos de empresa que habían ofrecido hasta ahora.

Horn finalizó su intervención pidiendo disculpas porque «lo ocurrido va en contra de nuestros valores».

Esta declaración no ha parado la dimisión del Presidente de Volkswagen en Alemania, quien en su intervención parecía tan solo preocupado por la caída en bolsa, un 38% en dos días.

Lo ocurrido no es más que un síntoma de lo que está sucediendo en nuestra época, un afán desmedido de riqueza, una sociedad enferma y sin rumbo, en la que prima sobre todo el dinero. Debería estar más preocupado por el descrédito no solo de la marca sino de su país, de Alemania, pues estas cosas parecían propias de países del Sur, de China o de repúblicas bananeras.

No le preocupa la pérdida de salud ni la confianza ni de puestos de trabajo que se producirán a causa de estos hechos. Siempre consumidores y trabajadores sufrirán las consecuencias de una falta de ética de directivos que deberían pagar con su patrimonio personal los males que ocasionan sus acciones.

Algunos se preguntan ¿quién dio la orden a los ingenieros?¿quién no auditó o controló el producto? Muchas preguntas en el aire aún por resolver…

Viendo estos casos no nos extraña que en los planes de estudios de los países desarrollados la filosofía, la ética y las humanidades estén en la UCI.

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