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Lunes de papel /
EMILIA GUIJARRO

Los veranos de los años que se celebran Juegos Olímpicos son siempre especiales. Nos pasamos largas horas ante el televisor viendo las hazañas deportivas de los deportistas, y entre chapuzón y chapuzón, comentamos los puntos, minutos, éxitos y fracasos de los participantes. Son, como digo, especiales, pero nada comparable con lo que nos espera a partir de ahora con los Juegos Paralímpicos. En este septiembre que comienza veremos a un puñado de esforzados atletas a los que el deporte les ha hecho superar todas las barreras que la naturaleza ha puesto en su camino. Ciegos, sordos, amputados, paralíticos cerebrales y un sin fin de personas que han vivido con las limitaciones impuestas por su discapacidad muestran al mundo que con esfuerzo y tesón y mucha constancia han hecho del deporte el eje central de sus vidas. En los últimos años se ha dado un paso de gigante, aunque las diferencias con las Olimpiadas siguen siendo enormes. Hay personas, deportistas paralímpicos, que se han hecho famosos y son conocidos por el palmarés de medallas que han conseguido a lo largo de su vida. Se me ocurren muchos nombres, por ejemplo el de Teresa Perales, la nadadora que más medallas ha conseguido, de ascendientes extremeños, aunque nacida en Zaragoza, para la que se pedía insistentemente el premio Princesa de Asturias del Deporte, oros, platas, y bronces se acumulan en su biografía y récords de España. Se me ocurre también el nombre de Chano Rodríguez, que con 59 años ha participado en todas las Olimpiadas, y sueña con traer alguna medalla de oro. Se me ocurre también el nombre de José Manuel Ruiz, nuestro abanderado, palista, profesor de educación física en el colegio Marí Zambrano de Granada.

Y como no acordarme de Richard Uribe, el nadador vasco, con parálisis cerebral, que tiene un palmarés impresionante. Y, como finalmente, no hablar de Loida Zabala, nuestra representante extremeña mas conocida. Todos van con la maleta repleta de ilusiones, soñando con hacer un gran papel en estos juegos. Aunque ellos saben que solo con su participación ya hacen aportaciones importantísimas al mundo de la discapacidad. Todas las ciudades en las que se han celebrado se han transformado radicalmente, adaptando el urbanismo, los medios de transporte, el entorno en el que se desarrollan las competiciones. Las prótesis, las ayudas técnicas, las sillas de ruedas, se transforman durante los juegos, y los avances se pueden apreciar en cada nueva cita. Detrás de los apreciados metales hay mucho más.

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