GOTA-POEMA

Versos del insomnio/

Victor M. Jiménez/

 

Una gota, otra gota, otra gota.

Lo peor sucede cuando se apaga la luz

y quedan los quejidos ciegos y el olor intenso

de los fluidos mezclado con la lejía.

 

 

Una gota, otra gota, otra gota.

Los calmantes no alivian el desconsuelo

ni cierran los párpados de los peces

atrapados en burbujas de cristal.

 

Una gota, otra gota, otra gota.

Las horas, fabricadas en serie,

se extienden con exasperante parsimonia

por los pasillos desiertos.

 

Una gota, otra gota, otra gota.

El taconeo de unos pasos firmes

rompe, de vez en cuando, la espesa atmósfera

de los últimos suspiros.

 

Una gota.

 

Se acaba el líquido que absorben

los gusanos castigados y sedientos,

por dos minutos y después

una gota, otra gota, otra gota.

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