Lunes de papel /
EMILIA GUIJARRO
Esta semana disfrutamos en Cáceres de una nueva edición de FOROSUR, que en está ocasión está dedicado a la Fotografía. Vamos a tener los cacereños la oportunidad de ver convertida nuestra ciudad monumental en ese «continente de arte permanente» que sustenta otros contenidos artísticos temporales. Ese camino que iniciamos en legislaturas anteriores y que, aunque abreviado en su temporalidad, todavía permanece.
En esta ocasión vamos a tener la oportunidad de apreciar la obra de notables fotógrafos. Los fondos de la Asamblea de Extremadura, expuestos en el Palacio de Camarena, la obra de Pierre Gonnord en el palacio de los Ovandos, así como el resto colecciones que estos días llenan los palacios de Cáceres.
Pero yo no quiero olvidarme hoy de la fotografía humanitaria, esa que toma la cámara para decir al mundo que hay que reaccionar ante la barbarie en general, pero especialmente en los conflictos armados. Es que hace que las imágenes no sólo sean bellas, artísticas, sino que sean útiles, que sirvan para mover conciencias, arte y compromiso.
El miércoles de la semana pasada, coincidiendo con el 150 aniversario de Cruz Roja, se inauguró en el patio noble de la Asamblea de Extremadura, una exposición de Jean Mohr, que retrata, en blanco y negro, los paisajes después de las batallas: retratos de desplazados, de exiliados; retratos de niños en las diásporas de la guerra; de comunidades amenazadas, de todos los lugares donde hay escenarios en conflicto.
Las fotografías humanitarias nos muestra la vulnerabilidad de la especie humana. Ante conflictos y catástrofes todos somos vulnerables, pero especialmente los que ya son vulnerables por si mismos, enfermos, ancianos, niños, mujeres. La fotografía, en un lenguaje sin barreras que no necesita traducción, nos muestra estas realidades tan cercanas.
Por eso en este FOROSUR, dedicado a la fotografía, he querido dedicar esta columna a la fotografía humanitaria, de denuncia social, a los fotógrafos del dolor, del testimonio que nos muestran con su objetivo las miradas de los que como consecuencia de conflictos, de hambrunas, de enfermedades, se estrellan a diario contra las vallas de Ceuta y Melilla, o se ahogan en los mares y océanos buscando una vida digna.
