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Con ánimo de discrepar /
Víctor Casco

El arzobispo Cañizares – ecce homo -, un prelado venido de la larga noche del franquismo, tan larga como la bata de cola roja que lució durante su entronización como Príncipe de la Iglesia, siempre deja jugosos titulares para gozo de internautas y desesperación de hombres y mujeres, muchos de ellos cristianos, que preferirían a unas jerarquías religiosas más preocupadas por la pobreza de miles de familias, la compasión o la generosidad que por los viejos discursos rancios, homófobos, machistas, conservadores y clasistas. Dicen que el arzobispo ya no casa con la Iglesia de Francisco, pero ahí sigue.

El mismo señor que no veía a gente viviendo debajo de los puentes, justificando así las políticas de su querido Partido Popular valenciano y que representaba a los refugiados sirios que huían del ISIS y la guerra como peligrosos terroristas embozados, nos dice ahora que el “Imperio Gay” (sic) está deshaciendo las estructuras sociales, aunque no sabemos si tanto o más que la “ideología de género” que también constituye una de sus dianas. A Monseñor Cañizares le parecen disolvente las leyes que garantizan que entre hombres y mujeres no exista desigualdad o discriminación por razón de género u orientación sexual o que no se pueda pegar alegremente a una mujer porque la violencia machista es una lacra que debemos combatir, tanto como la violencia homófoba. Y, un clásico entre estas gentes, que los homosexuales, lesbianas, bisexuales y personas trans tengamos derechos y podamos vivir con dignidad nuestro amor y nuestros afectos por lo visto atenta contra “su” familia nuclear. Todo esto lo dice un señor, claro, que ni está casas ni tiene hijos pero pese a ello se presenta como una autoridad en materia de matrimonio e hijos.

Imperio Gay. Lo que no hubiera hecho George Lucas con ese título. Obi wan Kenobi atacando con su sable láser arcoiris y Darth Vader diciéndole a Luke – pongan voz cavernosa – “Yo soy tu papichulo”. Para el Orgullo, que por supuesto no pienso perderme, estoy por llevar mi traje Jedi. El Imperio Gay contraataca.

Bromas aparte, estas declaraciones trasnochadas y sin sentido de un hombre que seguramente añora la franquista Ley de Peligrosidad Social y que muestra un desprecio absoluto por quienes sienten y aman distintos a él (o simplemente aman… él, lo dudo), por la gente humilde y por los más débiles, solo sirve para abonar el discurso homófobo y para alejar cada vez más a la Iglesia institucional de sus bases. Ojalá hubiera en Cañizares algo de cristiano, pues tengan por seguro que él estaría entre quienes perseguían con peñascos a Maria Magdalena, prostituta, para lapidarla en la Palestina del siglo I antes de que un profeta llamado Jesús se interpusiese entre ellos y la mujer diciendo “quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra”.

Monseñor Cañizares, tirando piedras desde hace 40 años.

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