manos

La magia del iceberg /
VÍCTOR M. JIMÉNEZ

Dame la mano y acompáñame. Sé que mi piel es fría, pero te prometo que al final del camino el fuego del placer acariciará tu cuerpo. Ella estará en todo momento delante de nosotros. Alumbrará con un farol la oscuridad del sendero para que no tropecemos con raíces inoportunas.

No te preocupes por la niebla que empaña los ojos. Pronto se evaporará y ante nosotros aparecerá, como salido de la nada, un ángel de alas negras. Nos cubrirá con su sombra y todo se fundirá en un mismo crisol.

Entonces sabrás que merece la pena arrancar y quemar las hojas de los libros que han marcado siempre lo correcto. Desnudaremos así la hipocresía de falsos profetas. Descubriremos la cara terrible que se esconde detrás de unas palabras aparentemente piadosas y sabias.

Si no has tenido dudas hasta ahora y quieres continuar, todo te será concedido. Pero si en cualquier momento el miedo te quiebra, no olvides que puedes girar sobre tus pies e irte. Nada me debes.

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