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Mi ojito derecho /
Clorinda Power

A los españoles no nos gusta perder. Está en nuestros genes y Ahora Madrid ha servido para azotar nuestro ADN. Sobre todo el ADN del PP, que parece que ha mutado con esa demostración de que, además de no gustarles perder, lo que no les gusta es que otros ganen.

No les gusta que otros ganen en derechos ni en dignidad. Cualquier propuesta dirigida a salvaguardar los derechos y la dignidad de los que no son como ellos, recibe por parte de los fieles del PP una respuesta rabiosa y deshumanizada, como si los desahuciados, los dependientes, los parados, los niños que necesitan desayunar o los jóvenes que necesitan estudiar, no fueran suyos.

Y es que no lo son. ¡Los suyos no son pobres! Así que he llegado a la conclusión pepera de que los pobres será que eligen ser pobres, no pagar sus facturas, ni sus hipotecas ni sus créditos. Y por si eso no fuera suficiente, será que a los pobres tampoco les gusta trabajar, ni les gusta estudiar y mucho menos les gusta comer. Y ato cabos pensando que será porque a los ricos no les gusta trabajar sin contrato, ni estudiar sin lápices ni comer sin pan. Y si a un rico eso no le gusta, ¿cómo le va a gustar a un pobre?

Para el PP el pobre es pobre porque algo habrá hecho para serlo. Y en eso también los pobres se distancian de los ricos. Los ricos, dicen los estadísticas, suelen serlo sin haber hecho nada para merecerlo. Entonces, si unos heredan riqueza, ¿por qué los otros no debieran heredar miseria?

Hace dos semanas escribía sobre Manuela Carmen y la ilusión que tenía por votarla y porque otros la votaran. Puede que Manuela no haya ganado, pero la felicidad que me produce que Esperanza haya perdido lo compensa todo. O no.

O no, porque el miedo que Esperanza y el PP están construyendo en torno a la candidatura de Ahora Madrid solo tiene un objetivo: enfrentar a los suyos contra todos los demás, a los ricos contra los pobres, al dinero contra la humanidad, al vecino de arriba con el de abajo, al panadero con su cliente y al compañero con el de enfrente. A todos. No me cabe la menor duda de que ese enfrentamiento será para siempre. La pregunta que me hago es hasta dónde.

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