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Historias de Plutón /
José A. Secas

Ya sé que hoy es día de valoraciones, análisis, elucubraciones y no tenemos el cuerpo para otra cosa que no sea digerir el resultado de las elecciones. Como siempre va a haber tipos más preparados que yo para estos menesteres, les dejo a ellos que sigan con su cantinela y al que le interese, ya sabe dónde encontrarlos. Las teles, las radios, los periódicos, los blogs y la Internet en general, incluidas las redes sociales, están plagaditas de opinadores más o menos tocados por la clarividencia y la gracia divina (de la muerte). Yo, por mi parte, voy a salir por peteneras o por una tangencial a los Cerros de Úbeda porque siempre me he tenido por libre y por pensador y entre las elecciones y las navidades me siento como atosigaíno…

La sensación de haber sido (y seguir siendo) asediado y atacado por medios de comunicación y otras herramientas publicitarias, con el único fin manipulativo de venderme las diferentes motos consumistas: bien sean electorales y partidocráticas o navideñas japigastosas; solo lo podemos combatir con férreos y arraigados principios éticos, políticos y morales y, por descontado, un amplio criterio y sentido de la libertad, del libre albedrío, de la libre disposición y de la libre deposición.

No hay cosa que más me satisfaga que tratar de desenmascarar a los vendedores de humo, de pócimas o de baratijas; a los charlatanes y mercachifles, voceros y cantamañanas. Me encanta mirar a los toros desde la barrera o salirme del bosque para, con perspectiva, distinguir las churras de las merinas y el trigo de la paja y, con la perspectiva que te da la distancia consciente y el buen criterio, poder entender y asumir, tanto los argumentos políticos como los de pura y simple venta para luego, tomarlos o dejarlos con conocimiento de causa y asunción se responsabilidades.

Por todo esto y por mucho más, me siento orgulloso de mi mismo y de mi propio mecanismo cuando ejerzo de consumidor responsable y busco, comparo y compro lo que encuentro mejor: bueno, bonito y barato (lo mismo para partidos y políticos). Me regocijo en mi consciencia y mi inteligencia innata y me veo libre de presiones, calentones, amedrantamientos, provocaciones, seducciones, coqueteos, alarmas, entretenimientos, juegos de manos, patatines y patatanes y la consiguiente palabrería que envuelve estos manipuleos que van directos al corazón y que , necesariamente, hacemos pasar (si no queremos capitular ante nuestra parte bovina) por el filtro de la razón (y no me refiero al periódico ese).

Conclusión: A la vista de los resultados -imagino- creo que ¡han ganado todos! y, especialmente, la democracia (la pobre) porque la participación -imagino- ha subido. Todos los partidos están muy satisfechos y ahora empiezan las negociaciones para fraguar -necesariamente- pactos y alianzas y, lo mejor de todo, es que ahora nos podemos olvidar de la política porque hemos traspasado la responsabilidad a los políticos y nosotros podemos, si, podemos, centrarnos en terminar de comprar los presentes navideños y prepararnos para ser felices con todo lo que gastaremos o con los regalos que recibiremos. Así de fácil. (Así da gusto).

 

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