las_consecuencias_de_declarar_a_panama_como_paraiso_fiscal

Cánovers /
Conrado Gómez

La última revelación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) ha dinamitado la escasísima confianza que teníamos en que todos somos iguales ante la Ley (jajaja…) Mar Cabra y su equipo —Premio Avuelapluma 2015 a la Libertad de Expresión, por cierto— han destapado lo que todo el mundo sabe y con vergüenza reconocemos: que el sistema fiscal protege al poderoso y que el financiero se alimenta de las evasiones y del movimiento de capitales. Pero, ¡ojo!, que una cosa es tener una empresa en Panamá y otra ser un evasor fiscal. Una cosa es tener una cuenta abierta en Suiza y otra muy distinta tenerla llena. Estas noticias tienen el peligro de distraer del verdadero asunto: la evasión sistemática de todos los que tienen recursos. De esta forma, ¿quiénes alimentan las arcas? Los de siempre, la clase media, los tontinos, los paganinis… nosotros. Por eso tenemos una presión fiscal y tributaria desorbitada. Por eso nos meten con el IRPF, con la Seguridad Social, con la cuota de autónomo, con el IVA, con el IBI, con las plusvalías, con el Impuesto de Sociedades, con el de Sucesiones y Donaciones… abusan porque pueden, porque saben cómo. Mientras, aquel que tiene un capital suficiente para aportar a eso que llaman “Agencia Tributaria” traslada sus fondos, contrata bufetes millonarios, o se escapa en el maletero con bolsas llenas de billetes de 500. Es vergonzoso y humillante. Deportistas, políticos, cineastas, incluso la familia real. No se escapa nadie. Los mismos que crean el sistema, que se refugian en él, que lo defienden acaloradamente en el Congreso y el Senado, esos mismos, son los que vacían sus cuentas y las meten en paraísos fiscales. ¿Y qué les sucede?¿Qué pasará con el imperio de los Pujol? ¿Qué futuro le espera a la fortuna de Urdangarín? Nada. La justicia suele salir cara, pero es susceptible de comprarse. No verán tampoco arrepentimiento. Sin embargo, si usted es clase media dese por vencido. No existen mecanismos legales para no pagar impuestos. Está usted cogido por el cuello. Saben qué tiene, cuánto vale, cuál es su nómina… lo conocen absolutamente todo de usted. Por eso le ordeñan poco a poco. No se dará cuenta, excepto cuando llegue al final de sus días, pues entonces comprenderá que este sistema solidario de reparto y aportaciones no es más que una enorme jaula donde algunos hacen de hámster corriendo exhausto dentro del rodillo incesante, y otros, desde fuera, disfrutan del espectáculo.

Ahora ha sido Panamá. Antes Andorra. Y siempre Suiza. El lugar es lo de menos. Siempre que exista gente dispuesta a ocultar habrá lugares que se prestarán como guarida. No importa dónde, sino por qué se mantiene esta maldita impunidad.

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