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Licenciada en Medicina por la Universidad de Salamanca. Médico interno residente en Nefrología durante 4 años en el Hospital Universitario de Salamanca. Facultativo especialista de área en Nefrología durante u año en Hospital Universitario de Salamanca como responsable de Unidad de Tx renal y de hemodiálisis hospitalaria. Facultativo especialista de área en Nefrología en Hospital San Pedro de Alcántara durante 5 años como responsable de la consulta de TX renal y Pretrasplante. Ha ejercido fundamentalmente en consulta de HTA y Nefropatía diabética y como co-responsable de la Unidad de Diálisis Peritoneal de dicho centro.

¿Cuáles serían los primeros signos de insuficiencia renal?

La insuficiencia renal no presenta síntomas en muchos casos y no es hasta estados avanzados de la enfermedad cuando comienza a dar la cara. Hay que estar alerta cuando se trata de un paciente que pertenece a alguno de los grupos de riesgo, es decir, aquellas personas que sean hipertensas, diabéticas, con alto riesgo cardiovascular (sobre todo si son mayores) para una detección precoz de la misma y evitar la progresión hacia insuficiencia renal terminal.

Serían signos de alarma el cansancio, la anorexia, pérdida de peso, nauseas, vómitos, nicturia (necesidad de levantarse varias veces por la noche para orinar), retención de líquidos.

Sin embargo es necesario realizar análisis de orina y sangre para detectar la insuficiencia renal. Un aumento del nivel de creatinina y de urea en sangre, y la presencia de proteína en la orina (proteinuria) pueden confirmar el diagnóstico. Son análisis sencillos, que hay que realizarse regularmente, porque un diagnóstico precoz es muy importante para frenar la progresión de la enfermedad.

¿La insuficiencia renal es hereditaria? Si es así, ¿se pueden tomar medidas preventivas? En general, ¿cómo se puede prevenir la patología renal?

Algunas enfermedades renales pueden ser hereditarias, como por ejemplo, la poliquistosis renal (una enfermedad monogénica multisistémica, que se caracteriza predominantemente por la presencia de múltiples quistes renales bilaterales), que sí se hereda, por lo que desde el nacimiento habría que llevar un control exhaustivo de la enfermedad con controles ecográficos anuales.

Sin embargo, en muchos casos los antecedentes familiares no influyen en el desarrollo de insuficiencia renal, y sí lo hacen otros factores  como la hipertensión, la diabetes y las patologías cardiovasculares por lo que el control de esas patologías  es la mejor manera de prevenir el fallo renal.

La hipertensión, la diabetes y las patologías cardiovasculares influyen en el desarrollo de insuficiencia renal»

Para evitar la patología renal en las enfermedades hereditarias puras, como el ejemplo anteriormente mencionado, la mejor prevención sería el no tener descendencia.

Para el resto de la población, recomendaríamos una vida no sedentaria, saludable, con un estricto control de los factores de riesgo (HTA, diabetes, colesterol…) y con controles periódicos en consulta especializada para una detección precoz de la enfermedad y pautar el tratamiento farmacológico adecuado a cada caso y patología.

¿Por qué existe esa asociación entre insuficiencia cardiaca y renal?

Los pacientes con insuficiencia cardíaca, que es una situación en la que el corazón no tiene la capacidad suficiente para abastecer de sangre de forma óptima a todo el organismo (incluido el riñón), acostumbran a tener varias enfermedades asociadas, como la hipertensión, la diabetes, etc. Uno de los problemas que pueden estar presentes en estos pacientes es el fallo progresivo de la capacidad de los riñones para eliminar agua y sustancias nocivas del organismo llevando también a insuficiencia renal. Aunque  también se puede producir  la situación contraria, es decir, que los trastornos asociados a la insuficiencia renal, como la hipercolesterolemia o la hipertensión, terminen afectando al corazón.

En aquellos casos en la que la hipertensión arterial no está diagnosticada o no se trata de forma correcta,  se puede dañar tanto al corazón, como al riñón y concurrir ambas patologías. De nuevo, insisto en la importancia del control  estricto de los factores de riesgo cardiovascular y la detección precoz de la enfermedad.

El mejor tratamiento es prevenir

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Es necesario prevenir y tratar todas aquellas afecciones que puedan provocar el daño renal para evitar o retrasar la aparición de una insuficiencia renal crónica. El control de la hipertensión arterial, con la medicación adecuada y unos hábitos de vida sanos (dieta equilibrada y sin sal, ejercicio físico regular y abstención de fumar) es fundamental, tanto para prevenir el desarrollo de patologías renales, como para evitar la progresión del daño renal cuando ya se ha instaurado la enfermedad.

• Los diabéticos también deben vigilar sus niveles de azúcar en sangre y su presión arterial, porque la diabetes es la principal causa de fallo renal crónico.

• Las personas que padezcan hipertensión arterial o diabetes, o cualquier enfermedad sistémica que pueda perjudicar a los riñones, deben seguir controles médicos periódicos de estas patologías y, además, evaluar regularmente su función renal.

• No se deben emplear medicamentos sin consultar previamente con el médico, porque podrían dañar al riñón.

• Para mantener en buen estado la salud de los riñones es importante seguir una dieta equilibrada, beber diariamente entre 1,5 y 2 litros de agua, reducir al mínimo el consumo de alcohol, y realizar ejercicio físico con regularidad.

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