Diego Doncel (Malpartida, 1964) es un extremeño universal, un todoterreno de la literatura. Tiene en su haber reconocimientos tan prestigiosos como el Adonais (1990), el Tiflos (2015) o el Café Gijón (2012), y sin embargo irradia esa humildad al alcance tan solo de los grandes. Transita por la poesía, la prosa o el articulismo, sabedor de que tiene la palabra de su lado. “Cuando encuentro una historia que me apasiona, ya no puedo hacer otra cosa que escribirla”. Así de simple y a la vez de complejo.

La Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballestero creó este Premio para difundir los atractivos de Cáceres ¿Jugaba usted con ventaja por ser de casa?

La ventaja es que, al haber vivido en Cáceres, he tenido el privilegio de comprender lo que significa para mí esta ciudad. Todos mis amigos conocían mis paseos diarios por la parte antigua, en ellos pensaba mis escritos, rodeado de esa belleza ciertamente estimulante. Para un escritor es una suerte poder hacer esto. Por lo demás, la Fundación Mercedes Calles-Carlos Ballestero ha creado una nómina de premiados incuestionable, más allá de fronteras y localismos. De hecho, solo mi amigo Eugenio Fuentes y yo, somos cacereños.

Su artículo ‘Cuando vuelven las cigüeñas’ le ha hecho ganador de la IX edición. ¿Qué pretendía reflejar en su trabajo?

Reflejar una moral y una forma de estar en el mundo de hoy. Frente a la prisa y la velocidad de las grandes ciudades, Cáceres ofrece algo muy moderno: la lentitud, el sosiego, la ciudad hecha a la medida de nuestra vida. Las ciudades de hoy parecen lugares de nadie, Cáceres no, es un lugar hecho para ser vivido, un lugar que permite vivir, que no te expulsa. Su cielo está limpio, su aire huele a campo, su belleza hace que la mirada encuentre reposo, tranquilidad. No hay ruido, sino silencio. Además se ha conseguido que, a pesar de ser Patrimonio de la Humanidad y uno de los conjuntos monumentales más destacados de Europa, no se ha convertido en un parque temático, sino que conserva todo de forma muy pura, muy auténtica. Eso es lo que he pretendido decir en mi artículo, siempre desde una experiencia personal.

“Frente a la prisa y la velocidad de las grandes ciudades, Cáceres ofrece algo muy moderno: la lentitud, el sosiego, la ciudad hecha a la medida de nuestra vida”

Atesora usted reconocimientos tan prestigiosos como el Adonais (1991), el Café Gijón (2012) o el Tiflos (2015). Premios a su obra poética y narrativa. En esta ocasión recoge uno referido al periodismo. ¿Cómo valora este galardón?

Llevo en el periodismo cultural desde 1991. Mi amigo Santiago Castelo me abrió las páginas del ABC desde que gané el Premio Adonais. Después pasé al ABC Cultural y a El Cultural de El Mundo. Ahora escribo en el ABC Cultural y en El País. Creo que es una dedicación ya larga esta de escribir en periódicos. Por tanto, el Premio Mercedes Calles lo valoro como un reconocimiento a toda esa labor, sobre todo porque es un premio de enorme prestigio y que se ha sabido labrar una fama importante.

¿Qué opina de los premios? ¿Cree que —como dicen algunos— los galardones literarios están sobrevalorados?

Un premio no hace a un escritor, es la calidad del texto el que hace al premio. Por eso es fundamental premiar libros o artículos de calidad. Ahora bien, los premios sirven como una manera de que la literatura pueda ser conocida por el público, por los lectores porque llaman la atención sobre un escritor y sobre una obra. No son un fin, sino una estrategia. Lo importante, insisto, es que los premios no se vean contaminados por otra cosa que no sea literatura. Otra cuestión es si mucha literatura de nuestro tiempo nos satisface plenamente, si como lectores demandamos la gran literatura o una literatura menor, hecha para ser consumida nada más. Y que se premie eso.

“Uno de los grandes valores culturales de Extremadura son sus escritores. Hay pocas comunidades en España que puedan decir lo mismo”

Poeta, narrador, crítico literario, gestor cultural… ¿en qué faceta se siente más cómodo?

Siempre he querido ser un escritor como lo fue Unamuno. Escribir distintos géneros me permite oxigenarme. No estoy dispuesto a renunciar a nada porque cada tipo de escritura ofrece una cara de mí, tal vez la misma, pero con distintos matices y modulaciones. Un artículo, por ejemplo, debe ser inmediato, pero contener una reflexión profunda. Es decir, no debe añadir superficialidad a la enorme superficialidad del mundo de hoy, sino que debe desenmascararla y criticarla. La historia del articulismo español es extraordinaria y debería ser estudiada en nuestros institutos y universidades. Particularmente es un género en el que me siento muy cómodo. Lo mismo que me sucede con la novela: cuando encuentro una historia que me apasiona, ya no puedo hacer otra cosa que escribirla.

Colabora habitualmente en El País —medio que publicó su artículo ganador— y en el ABC. ¿Qué opinión le merece la situación actual de los medios de comunicación en España?

Los periódicos viven tiempos difíciles. Lo digital ha sumido al periodismo en una crisis enorme. Recuerdo aquella foto de Stanley Kubrick en la que los pasajeros del metro de Nueva York leían la prensa al ir al trabajo. En el metro de Madrid, hoy, nadie lee un periódico de papel, solo se ve gente con el móvil. Tal vez la forma de llegar a la información ha cambiado, lo que no sabemos es si ese cambio es definitivo o transitorio. Yo creo que el periódico de papel y el digital están condenados a convivir, no creo que sean incompatibles.

“El periódico de papel y el digital están condenados a convivir, no creo que sean incompatibles”

Es usted uno de los referentes de las letras regionales. ¿Cree que las grandes firmas de escritores extremeños tienen promoción suficiente desde las grandes editoriales?

Uno de los grandes valores culturales de Extremadura son sus escritores. Hay pocas comunidades en España que puedan decir lo mismo. En la poesía, en la novela o en el teatro, los escritores extremeños son valorados y reconocidos. Gran parte de ellos publican en editoriales importantes y poseen fidelidad por parte de los lectores. Se ha trabajado mucho, desde distintos ámbitos para que esto sea así. Desde la enseñanza, desde la prensa, desde las bibliotecas o desde las instituciones. En concreto la prensa extremeña ha jugado en ello un papel fundamental. Ha sido esa prensa la que más sensible se ha mostrado ante este fenómeno. Pero, sin duda, ha sido la valía de esas escrituras las que ha podido abrir las puertas de las grandes editoriales. Hoy en día los principales catálogos, los más rigurosos cuentan con escritores extremeños. Es algo de lo que debemos sentirnos muy orgullosos.

* Ganador del IX Premio Internacional de Periodismo ‘Ciudad de Cáceres’ de la FMCCB

I.B./C.G. / Foto: cedida

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