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Reflexiones de tenor /
ALONSO TORRES

Fuimos mi madre y yo al quinto concierto de abono de la OEX, y siempre me digo lo mismo, “yo, que soy tontodelculo, escucho, o veo (sacrosanta dualidad de la música, según Sollers), las deficiencias acústicas que tiene el contenedor que contiene a la buena Orquesta de Extremadura; ¿no habrá pensado nadie en poner desde detrás de los percusionistas, y hacia arriba, no cubriéndolo todo, sino hasta la segunda, o incluso la primera caja, una concha acústica de quita y pon (que seguro que las hay, si este tontodelculo lo ha pensado…) para que la formación musical suene como tiene que sonar y no con la sordina que suena debido a que todo el entramado (el foro y la parrilla superior) absorbe gran parte del sonido?”. En fin, la idea está expuesta (bá, nadie va a hacer ni puto caso, y no porque mi peso Atómico sea de 0, que también, sino porque, “¿¡pá qué la cultura!?” Bueno, sí, unos cuántos cientos de miles de euros para hacer un nuevo museo y darle así la dirección a algún colega-amigo-correligionario-mangante-deudo que se jubilará pronto, o no).

En la primera parte se ofreció el concierto para piano* y orquesta de Brahms (el primero de ellos). Yo, de ser intérprete (uuufff) nunca tocaría, así, como manía de divo, el primer movimiento (Allegro non troppo). Los otros tres sí (Allegro appassionato, Andante, Allegretto grazioso), pero desde mi estulticia, el suprimible, eeeeessss, no sé. Mi madre, que estudió en el mismo conservatorio (Liceo de Barcelona) que la intérprete (Alba Ventura), tras el enfrentamiento musical (siempre creo que nos enfrentamos a la partitura, así me va), fue a darle los parabienes y las enhorabuenas, merecidísimas, a la pianista. Cuando volvió a su butaca** comentó, “me ha dicho que es un concierto bastante duro”. Empieza la segunda parte, Sueño de una noche de verano (el mejor libro que tengo en mis estanterías es uno de Víctor Hugo titulado “Shakespeare”, un increíble repaso a la literatura mundial con la excusa del vate de Stanford.upon-Avon). Ah!, ¿ por qué no se cantó la parte que hay cantada en la obra, por no sacar al coro para tan pocos compases, para no pagar así al coro por tan “poca cosa”?

*el piano que la Orquesta de Extremadura utiliza cuando hay conciertos para tal instrumento es un Steinway & Sons impoluto con un servicio de transporte de rechupete, vamos, de los caritos.

**las butacas, los palcos que hay en los teatros ahora ya no son de nadie (antes se podían tener en propiedad, pero eso son cosas de otros tiempos). Estamos en el intermedio del concierto (quinto del abono de la Oex), me levanto, me apoyo en la baranda de un cercano palco y cuando llega “el propietario” me mira con cara de conejo, se encoge de hombros como diciendo, “qué haces muertohambre”, y es que yo no soy abonado, y me empuja con el codo. Era mayor, anciano, me he tranquilizado bastante (esto de la paternidad responsable es un fastidio) y no tenía ganas de trifulcas con un gilipollas; así que yo también le miré con cara de conejo y no moví el codo hasta que lo creí oportuno. “No se preocupe, señor, no me lo voy a llevar a casa… el palco, digo”.

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