La temperatura de las palabras /
José María Cumbreño

Esta semana se celebra en Madrid FITUR, la feria de turismo que la mayoría de las regiones y ciudades españolas aprovecha para tratar de mostrar su mejor cara con el fin de atraer a los turistas. Por lo visto, este año se va a promocionar Cáceres elogiando su posible utilización como plató de cine. ¿Acaso no han venido los de Juego de tronos? Pues eso.

La idea en sí no me parece mala. Sin embargo, lo que me preocupa es que, como de costumbre, lo único que se considera digno de mención sea el conjunto monumental, maravilloso, desde luego, aunque a veces me temo que sólo se tiene por un decorado, por un continente sin contenido.

Y no es así. O no debería serlo.

Un ejemplo. En Cáceres, por pura casualidad, se da actualmente la mayor concentración de talento literario que ha habido nunca en la región. Repasemos.

– Cuando algún escritor latinoamericano pasa por la ciudad y quedamos para tomar algo, le cuesta creer que aquí naciese Periférica, quizá la editorial independiente más interesante de los últimos años.
– Aquí vive Eugenio Fuentes, una de las referencias indiscutibles de la novela negra europea.
– Aquí vive Basilio Sánchez, uno de los poetas nacionales más respetados y galardonados.
– Aquí vive Irene Sánchez Carrón. Su escritura ha sido reconocida con premios como el Antonio Machado en Baeza. Ahí es nada.
– Aquí vive Pilar Galán. Su editor, Marino González, siempre bromea diciendo que cuando la descubra Tusquets… Y lleva razón. Pilar posee una obra extensa y sólida.
– Aquí vive Carmen Hernández Zurbano. Su poesía es original como pocas. Está llamada a ser una de las voces importantes de la literatura de este país.
– Aquí vive Javier Pérez Walias, un poeta con talento y oficio que publica nada menos que en Calambur.
– Aquí vive Santos Domínguez, que cuenta con más de quince premios internacionales de poesía.
– Aquí viven Julio César Galán y todos sus heterónimos.
– Aquí viven Mario Martín Gijón, Juan Manuel Barrado, José Antonio Leal Canales, Miguel Ángel Lama, José Luis Bernal, Javier Alcaíns, Juan Rosco, Joaquín Benito de Valle, Fulgen Valares, Víctor Manuel Jiménez Andrada, Jesús María Gómez y Flores, María Carvajal, Alonso Torres, Vicente Rodríguez Lázaro…
– Aquí tienen su sede, además de la prestigiosa Periférica, editoriales como Norbanova, Tau, Letras Cascabeleras, Delika o Liliputienses.
– Aquí desarrolla su actividad, desde hace cuatro lustros, el Aula Literaria José María Valverde, por la que se ha pasado incluso algún que otro Premio Cervantes.
– Aquí se celebran también las sesiones del Aula de la Palabra y del Aula Juan Manuel Rozas.
– Aquí construye su formidable programación cultural la librería-cafetería Psicopompo, un oasis dentro de este páramo.

No sigo. Realmente resulta espectacular. Yo al menos no conozco muchas capitales de provincia con esta acumulación de gente de letras. Y, sin embargo, los que deberían, desde las instituciones (fundamentalmente desde el ayuntamiento), alentar y dar salida a toda esta vida cultural siguen sin querer enterarse de todo esto.

Hace unos días, Álvaro Valverde reclamaba en su blog que el ayuntamiento de Plasencia propusiese al escritor Gonzalo Hidalgo Bayal como candidato a la medalla de Extremadura. Veinticuatro horas después el alcalde se comprometía a hacerlo. En Plasencia el gobierno municipal ha demostrado muchas veces que la cultura sí que le interesa. Por algo Centrifugados, el encuentro que reúne a escritores y editores de medio mundo, el que tal vez constituya el mayor acontecimiento literario de nuestra región, se celebra allí. Y que conste que antes se le ofreció al ayuntamiento cacereño. Pero…

Otro día cuento esa historia.

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