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Si te viera Schopenhauer /
Sergio Martínez

El circo mediático que ha montado el PSOE está semana, a falta de su ya Comité Federal, es de proporciones bíblicas. Seguramente tendrán que pasar muchos años para que volvamos a vivir una situación tan surrealista en un partido político como lo vivido en estos días. Una historia que a estas horas está inconclusa y, que a falta del giro final, acabará con la cabeza del Secretario General socialista, Pedro Sánchez.

Sánchez ha cometido errores de bulto desde diciembre de 2015 hasta hoy. Su primer fallo fue no dimitir en diciembre tras cosechar los peores resultados de la historia del partido. Aun así, intentó formar gobierno dejando de lado a Podemos y dejándose seducir por Ciudadanos. El resultado fue un intento de investidura en el que nos demostró su inmadurez como político y, de paso, la escasa formación que tienen los políticos españoles y los partidos políticos en el arte de negociar.

En Junio, tras las segundas elecciones, Sánchez empeoró los resultados de Diciembre del Partido Socialista, pero haber evitado el sorpasso de Podemos le bastó para agarrarse al puesto de la secretaría general. Un error, debió dimitir. Los resultados eran pésimos y nadie se atrevió a asumirlo. En la rueda de prensa del día posterior, admitió que el lugar del Psoe en la legislatura que parecía venir era la oposición. Pero, la ola de calor, o yo que sé, le instaló en el No a Rajoy y a olvidar el papel de partido de estado del Psoe. Se olvidó de la importancia que tiene el papel de la oposición ante un gobierno en minoría. No tuvo altura de miras.

Hace unas semanas llegaron las elecciones gallegas y vascas. En ellas el Psoe queda reducida a cuarta fuerza política en las distintas autonomías. Y aun así, no dimitió. Sino que se postuló para formar gobierno con 85 diputados. En estas, los críticos de su partido (Barones and Cía) tienen la brillante idea de hacerle un golpe de estado dentro del partido para obligarle a dimitir.

La forma tan burda y poco democrática de actuar de los González, Susana Díaz y compañía han elevado a Sánchez a la categoría de víctima y mártir. Sánchez debió dimitir el 21 de diciembre de 2015, hace ya muchos meses, no lo hizo y no sé bien por qué nadie en el PSOE no se lo pidió entonces. Hoy, el partido navega entre la mediocridad y el circo mediático. Todo un disparate, todo innecesario. Y si este es el proceso, el final de la trama puede ser desastroso y dantesco.

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