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Pese a que la Ciconia ciconia apenas emigra ya, el número de cigüeñas se ha reducido en Cáceres en los últimos años.

San Blas es un festejo que está directamente ligado con el sabio refranero popular. Y ya se sabe lo que dice el refranero: «Por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves». Si hay un ave por la que se identifica a la región extremeña, esa es la cigüeña. Extremadura es en sí misma un nido de cigüeñas.

En la provincia de Cáceres, en particular el término de la capital cacereña, es donde existe mayor concentración de todo el país. Pero ya no tenemos que esperar a San Blas para volver a verlas, porque la Ciconia ciconia (nombre científico de este ave) anida en la ciudad durante todo el año. Pero, según SEO/Birdlife, cada vez menos… La población de cigüeñas desciende, aunque todavía hay que esperar a que salga adelante el censo de 2014, «que con mucho esfuerzo y ayuda conseguiremos tener finalizado a principios de verano» explica Marcelino Cardalliaguet, responsable de SEO en Extremadura. Los censos se realizan cada diez años, por lo que el anterior data de 2004; y se han producido cambios significativos desde entonces.

Aun así, es fácil ver cigüeñas sobrevolando la catedral de Plasencia. La ciudad de Cáceres sigue siendo un paraíso para las cigüeñas blancas, aunque el censo haya caído en los últimos años, la tendencia es que la población se estabilice. Sea como fuere, estas aves ya hace mucho que no emigran y se pueden divisar todo el año en el entorno de la cacereña plaza de Santiago o del complejo San Francisco. Una especie, la cigüeña blanca, que no rehuye la especie humana como sí lo hace la cigüeña negra, acostumbrada a habitar en montañas.

Hace medio siglo, la cigüeña criaba en España y después migraba hacia zonas al sur del Sáhara, donde se alimentaba durante el período más hostil, para regresar por San Blas. Pero esta especie hace años que ya no emigra. La razón es que España dispone de abundante comida en los basureros y agua en los regadíos, también durante el período invernal.  Así pues, buena parte de ellas no emigran porque encuentran aquí comida y evitan un viaje que entraña peligros y que es muy costoso físicamente para esta especie.

En el caso de Cáceres ciudad, el cambio más grave se produjo en 2009 con la eliminación del vertedero. Fue en el verano de ese año cuando el vertedero se sustituyó por el Ecoparque, «que tiene una ubicación diferente y gestiona los residuos de forma distinta» apunta Cardalliaguet, que asevera que, ahora, las cigüeñas ‘cacereñas’ «tienen que buscarse la vida de otra forma». Para conocer el verdadero impacto que ha tenido este hecho en la población reproductora «habrá que esperar al censo de este año», pero —según SEO/Birdlife— lógicamente será menor, puesto que la comida es un factor relevante y «la falta de alimentos hace que algunas parejas no críen» subraya Cardalliaguet.

En 2012, ADENEx ya apuntó que éste había sido una año «trágico» para las cigüeñas en la ciudad de Cáceres, puesto que el censo de nidos y pollos existentes en la Ciudad antigua y en la Ribera del Marco había descendido de 300 a solo 6 cigoñinos (según se publicó en el blog de Hoy, Verde Conciencia).

En cualquier caso, habrá que esperar a los datos definitivos del censo de SEO/Birdlife para saber si la población de cigüeñas se mantiene en Cáceres o si está a medio gas…

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Los sones tradicionales de la gaita y el tamboril serán los protagonistas de las Fiestas de San Blas en la localidad cacereña de Casillas de Coria, que tienen lugar el 3 de febrero. Ese día, San Blas volverá es portado de nuevo en procesión a través de las calles del pueblo hacia su ermita, donde tendrán lugar las «populares» pujas para «subir y bajar el santo a su trono».
En todos estos actos, la gaita y el tamboril, tienen un protagonismo «especial», ya que con estos instrumentos musicales se interpretan unos sones «únicos, típicos y tradicionales» de estas fiestas; «distintos y apropiados» para cada uno de los diferentes actos, tanto religiosos como lúdicos. Por otro lado, Montehermoso ya está inmersa un año más en su tradicional fiesta de ‘Los Negritos de San Blas’. Una fiesta de Interés Turístico Regional que recibe miles de visitantes los días 2 y 3 de febrero.
El lunes, 3 de febrero, los Negritos se reunirán para comenzar con el ritual, se vestirán cuidadosamente con el traje típico de la localidad y se tiznarán sus caras con corcha quemada. Una vez finalizada la misa, y acompañando al Santo en procesión, recorrerán la distancia entre su ermita y la Plaza Mayor; allí, a las 12.00 del mediodía, exhibirán sus coloridas danzas en honor a San Blas.
Seguidamente, los mayordomos recorrerán las calles de la localidad pidiendo la “maná” para el santo y vendiendo sus tradicionales cordones, bendecidos previamente en la misa.[/toggle]

Eduardo Villanueva /
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