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Con ánimo de discrepar /
VÍCTOR CASCO

Este pasado miércoles, tres fanáticos entraron en el edificio que alberga el semanario satírico francés Charlie Hebdo y asesinaron allí a 12 personas, entre ellas a dibujantes míticos como Chard o Cabu. Aún estamos conmocionados.

El humor y la satírica siempre han estado en el punto de mira de los dogmatismos de toda calaña, sean éstos religiosos o políticos. Quienes son incapaces de utilizar su cerebro y viven presos del odio al otro, siempre están dispuestos a levantar sus armas y asesinar a aquellos que únicamente han hecho de la pluma o el lápiz su herramienta de trabajo. La pluma puede vencer a las armas, bien lo saben, y por eso combaten con todas sus fuerzas a los humoristas, porque nada tan lesivo para un dogma como una buena carcajada.

Pero no vencerán.

No vencerán porque en todos los siglos, pese al sufrimiento que han infligido, pese al dolor que han ocasionado, pese a la peste que han propagado, al final la luz de la razón vence a las tinieblas del integrismo, sus dioses del miedo y la desesperanza son derribados y la humanidad logra darse un abrazo fraternal de defensa de la libertad de conciencia, de expresión y de palabra. Quienes matan en nombre de dios convierten a su dios en un criminal.

Gracias humoristas, críticos, librepensadores. Que la tierra os sea leve

La comunidad musulmana francesa y española han condenado con energía ese atentado. No olvidemos tampoco que precisamente son los propios musulmanes – en Siria, en Iraq – los que están cayendo víctimas del fanatismo del ISIS. El ISIS: una minoría, pero una minoría armada. Esa es su fortaleza inicial y su debilidad final: ¡Sí! Parecen fuertes porque sus armas atruenan… Pero son una minoría y fracasarán, siempre fracasan.

Los dibujantes de Charlie Hebdon – amenazados por sus viñetas satíricas contra todos los integrismos y fundamentalismos religiosos, todos, desde el católico al islamista – habían dicho que preferían morir de pie que vivir arrodillados, que jamás una viñeta ha matado a nadie y que no estaban dispuestos a callarse y sacrificar su libertad de palabra. Han pagado – al final – con su vida pero nos han recordado a la Humanidad que nunca, bajo ninguna circunstancia, debemos renunciar a defender el valor de la palabra y la libertad de pensamiento. Gracias Charlie Hebdon. Gracias humoristas, críticos, librepensadores. Que la tierra os sea leve.

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