Palo a la industria extremeña

El 17 de octubre de 2013 pasará a ser recordado, si el diálogo y la altura de miras no lo remedian, como uno de los días más aciagos para la economía y el empleo de esta región. Tras el no de la plantilla al preacuerdo del comité de empresa con el Grupo Gallardo, el industrial jerezano comunicó a los trabajadores que presenta el ERE extintivo que supone 532 despidos, es decir, el cierre de Siderúrgica Balboa. Ahora la ley marca treinta días de plazo para una posible solución, sino Extremadura verá como cierra sus puertas la empresa de mayor volumen industrial de la historia de la región.

El impacto directo e indirecto que tendrá el cierre de una de las mayores industrias extremeñas será tremendo. Un duro golpe difícil de encajar y, seguramente, de superar. En 2012 y, según datos del Instituto Nacional de Estadística sólo ocho empresas extremeñas tenían más de quinientos trabajadores, el segundo peor índice de todas las comunidades autónomas del estado español.fotonoticia_20130808175618_500

El déficit industrial extremeño es evidente y con el cierre de la Siderúrgica Balboa, un rara avis del tejido industrial de esta región, la diferencia con el resto de comunidades se vería aumentada a una distancia sideral. Recuperar una industria similar en estos días de crisis se ve como una quimera. Las repercusiones económicas en la zona de Jerez de los Caballeros serían terribles y sólo podríamos adivinarlas con el paso del tiempo.

Una vez registrado el ERE extintivo, se abre una última opción de negociación, el mes por ley que fija la normativa laboral. El empresario jerezano ha recordado que la refinanciación de la deuda millonaria de la acería, pactada en gran medida con los bancos según indicó, se vinculaba directamente al sí a su plan de viabilidad. Si en este mes no se revoca la situación, la tragedia laboral y económica se consumaría. Hay que recordar que en sus mejores años, Siderúrgica Balboa llegó a tener una plantilla de casi 1.000 trabajadores.

La última palabra la tienen los trabajadores que deberán valorar si pueden llegar a un acuerdo con el Grupo Gallardo. La empresa debe preguntarse cómo ha llegado a esta situación y por qué es incapaz de transmitir con claridad la situación presente y futura de la siderúrgica a sus trabajadores. En medio un comité de empresa desautorizado por los propios trabajadores. Ante esta situación hay que exigir al Gobierno de Monago que no se quede de brazos cruzados, que actúe como árbitro en esta situación y que medie entre empresa y trabajadores para lograr un acuerdo aunque para ello tenga llenarse de barro lo pantalones y ganarse más de una crítica y algún que otro enemigo. El PIB de la región, la economía de muchos extremeños  y el futuro industrial de Extremadura están en juego.

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