Cáceres tiene, desde la semana pasada, una gran bandera de España en el centro de la ciudad. Un gran mástil surge de la Fuente Luminosa y en él ondea una tela de veinticuatro metros cuadrados con los colores y símbolos de estado. El coste de este nuevo componente de la visual del centro cacereño ha sido de 6 mil euros y surgió como una iniciativa en el pleno municipal de Ciudadanos, que fue secundada por el equipo de gobierno del Partido Popular de Elena Nevado. El acto de su colocación e izado tuvo su momento solemne el pasado martes, himno incluido, y con la presencia de distintas personalidades políticas y civiles pero al que faltaron los concejales del Partido Socialista y Cáceres Tú.

De hecho, el PSOE de Cáceres envió un comunicado de prensa explicando que su ausencia se debía, no a una ofensa a la bandera, sino a que consideraban esta acción un gasto innecesario. La verdad es que seguramente esta bandera sea un gasto innecesario por distintos motivos pero la izquierda, PSOE y Podemos, se equivocan al ceder a la derecha los espacios cuando los símbolos del estado están presentes. El envío del comunicado habla por si solo.

Una bandera no significa nada, no tiene ideología ninguna, no deja ser más que un mero trozo de tela al que damos sentido nosotros los ciudadanos cuando los miramos y le aportamos significado. En países como Francia, Italia, Portugal o Alemania la bandera del país representa al conjunto del estado. El concepto de estado y nación no se pone en duda y los símbolos representan a todos los ciudadanos y ciudadanas por igual.

La derecha española ha aprovechado este viejo error de la izquierda para aportarle ideología al símbolo del estado. No es baladí que a la colocación de esta bandera acudieran bastantes dirigentes populares, la Delegada del Gobierno, Cristina Herrera, o el líder regional del partido, José Antonio Monago. Menudo despliegue para una inversión de seis mil euros, por cierto, la misma cantidad que se ha destinado este año a la promoción del pequeño comercio en la capital cacereña.

La derecha conoce la debilidad de su adversario por su poca empatía con los símbolos de estado y muestra fuerza con ellos para dar garantía de su españolidad. Unos explotan los símbolos y otros se lo permiten. Me pregunto si hubieran acudido en masa si la bandera colocada fuera la extremeña, a la cual, no se le saca rédito político.

Lo que sí parece una oportunidad perdida es la ubicación elegida para la bandera. Hubiera sido un buen momento para quitar la cruz de los caídos y ubicar en su lugar una gran bandera constitucional. Un símbolo del estado democrático que hoy es España. De hecho su visual hubiera sido hasta más impactante y una acción mucho más valiente y con una carga simbólica mayor que poner una bandera más, por muy grande que sea.

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